Horas de angustia para una familia
Por: Maricelis Rivera Santos
Redactora - EL VOCERO

(Segunda de una serie sobre los desalojos en Santurce)

foto Tania Dumas - © El Vocero
Incrédulo ante atropello de Vivienda

El marino Wilson Vargas, destacado en el portaaviones USS Enterprise, regresó de emergencia a la Isla luego de enterarse de que el gobierno permitió el inicio de la demolición de la casa donde su familia todavía estaba viviendo.

"Nadie sabe la vergüenza que sentí cuando le tuve que decir a mis jefes que necesitaba un pase de emergencia porque el Gobierno de Puerto Rico, mi propia gente, ha atentado contra la vida de mi familia".

Así se expresó el marino Wilson Vargas, destacado en el USS Enterprises, uno de los portaaviones asignado a la Guerra de Irak.

Vargas regresó el lunes tan pronto el portaaviones regresó a Nortfolk, Virgina, con un pase de emergencia tras enterarse de que la firma Miramar Real State comenzó el jueves a hacer trabajos de demolición del edificio donde hasta el sábado habitaba su familia en Santurce.

La compañía compró ese edificio y se propone demolerlo para construir un nuevo proyecto como parte del programa de Revitalización de Santurce del Departamento de Vivienda (DV).

El marino, que se especializa en sistemas de comunicación en el portaaviones y es natural de Guaynabo, relató a EL VOCERO los momentos de angustia que sintió cuando supo la noticia.

"Voy a pedirle una cita a la secretaria de Estado (Marisara Pont Marchese) para que me explique por qué un marino que está en plena guerra tiene que pasar por esto y por qué no han protegido a mi familia", señaló Vargas.

Dijo que tan pronto llegó el lunes inició una investigación propia, que incluyó una inspección al edificio mediante la que encontró que se había hecho daño a las fundiciones de la estructura y una pared.

Los trabajos empezaron el jueves y los constructores querían entrar para hacer unos estudios, pero Judith Vargas, esposa del marino, se opuso alegando que pretendían dejar áreas abiertas para que entraran los adictos y obligarla a salir del lugar donde vivieron por cinco años.

Vargas señaló que aunque tenía una propiedad alquilada para mudarse, no lo haría hasta que el DV le entregara una compensación de $5 mil que les había dado a los demás vecinos y que ella necesitaba para sufragar el depósito y el pago del alquiler. El DV entregó el cheque ese mismo día y la ayudaron a mudar el sábado.

El secretario Jorge Rivera lamentó la situación y aseguró que era un caso aislado que no debía volver a ocurrir.

En la vivienda habitaban la mujer, su hijo de tres años llamado Christian y el abuelo de más de 60 años y paciente cardíaco.

Vargas, con once años en carácter activo en la Marina y casado con Judith hace cuatro, señaló que entablará una demanda civil contra Vivienda y la constructora en Estados Unidos. Pero, además entregará la información a las autoridades militares y otras agencias de investigación.

Mencionó que en los días que está de pase se encargará de buscar otra vivienda a su familia más adecuada que el sitio que alquilaron y los hará evaluar por especialistas porque los nota muy nerviosos.

Afirmó que su pequeño hijo le pregunta si van a tumbar el apartamento cuando escucha ruidos de construcción y que su esposa no ha superado el incidente recién ocurrido porque apenas duerme.

A la pregunta de por qué no ha llevado a su familia a vivir a alguna de las viviendas que provee el Departamento de la Defensa en Puerto Rico, planteó que no había disponible.

Por su parte, José Juan Rodríguez, portavoz del DV, expresó que la reacción de la agencia es que "no vemos que haya razón alguna para demandar al Departamento. De entablar la persona la demanda, no procedería porque los argumentos no están fundamentados porque a la señora se le dio asistencia en todo momento, se le facilitó la ayuda necesaria, adicional a esto contaba con un lugar donde vivir en Hato Rey. El Departamento en todo momento mantuvo el compromiso de facilitarle el proceso".

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