foto Tania Dumas - © El Vocero | La familia La Santa Rivera, al igual que las demás que allí habitan, no quiere mudarse de Santurce Centro, pero sus razones trascienden el sentimiento propio del que echa raíces en un lugar. El patriarca Juan La Santa, de 78 años de edad, aseguró que el Departamento de Vivienda (DV) bien pudiera depositar un millón de dólares en el Tribunal para comprar su hogar, que no es el caso. Ese dinero nunca lo tocará. Para él, el techo que comparte con sus dos hijas, Amarilis y Laura Enid, y su esposa Juana Laura, sencillamente no tiene precio y no está a la venta. |
"Nos irán a pasar las puercas (máquinas de construcción) por encima", señaló apoyado en su bastón.
La hija, Laura Enid, mencionó que esa afirmación de su padre responde a que una vez escucharon de unos funcionarios del DV que los iban a sacar a la fuerza, lo que sirvió para desestabilizar la salud física y emocional de la familia.
El techo que tanto defienden, ubicado en la calle Iglesias de Santurce, fue adquirido por la familia en el año 1996 en más de $90 mil y posteriormente le hicieron mejoras a un costo promedio de $36 mil. La oferta del DV-que consideran "irrisoria"-fue de $88,300.
Pero, al ser abordado sobre los datos, don Juan insiste en que ese dinero es lo de menos "allí se los dejo. Vamos a dar la pelea hasta las últimas consecuencias".
La casa será demolida junto a las demás para dar paso a la construcción de una nueva entrada que dará a los jardines del Museo de Arte de Puerto Rico como parte del Proyecto de Revitalización de Santurce del DV.
"Los tres años que lleva de inaugurado el Museo han sido tres años de persecución y sufrimiento", sostuvo el padre.
En el 1995 se vieron precisados a salir de la casa donde vivían en la Parada 18 por un problema de herencia, y pasaron un año buscando un lugar que cumpliera con las especificaciones que demanda la familia.
No fue hasta el 1996 que encontraron en esa calle Iglesias, el lugar ideal. La casa queda a pasos del trabajo de Laura Enid: la escuela Padre Rufo donde se desempeña como maestra de ciencia. La conveniencia, sin embargo, no es para ella, sino para su hermana Amarilis.
La idea es que al mediodía y siempre que se necesite, Laura Enid pueda llegar rápidamente a darle las terapias o atender cualquier emergencia de su hermana Amarilis, quien padece de distrofia muscular, condición que la mantiene atada a una cama.
La conveniencia de la calle Iglesias es también que los hospitales donde debe acudir Wanda están a pasos de su casa.
"Yo les pido que respeten mis derechos, mi tranquilidad y felicidad en esta casa. Yo estoy limitada y hasta dependo de usted para tomarme un vaso de agua. Pero, el Gobierno tiene incapacidad espiritual", apuntó Amarilis en una entrevista con EL VOCERO efectuada en su cuarto.
Es en ese recinto donde se reciben las visitas, se comparten las tres comidas y transcurre la mayor parte del tiempo de la familia debido a la imposibilidad de movimiento de la joven.
Laura Enid mencionó que cuando les llegó la carta de intención del DV para comprar su vivienda, la contestaron con una negativa y copia del diagnóstico de Amarilis. Esa misiva nunca fue contestada. No fue hasta el 17 de diciembre de 2003 que fueron a una reunión del DV con la comunidad y a la que no fueron invitados, que Laura Enid hizo referencia a su caso.
Dijo que ninguno de los funcionarios recordaba el caso. Sacó una copia de la misiva que tenía guardada y quiso entregársela al subsecretario Jorge Rivera Jiménez, hoy designado Titular del DV, pero él se negó a recibirla directamente y ordenó que otra persona tomara el sobre.
Laura Enid recalcó que ella misma compró la casa del lado para asegurarse su futuro porque entiende que en algún momento tendrá que dejar de trabajar para atender a su hermana y no tendrá derecho a una pensión del Gobierno. "Van a venir otros de afuera. Cómo me van a quitar la posibilidad de asegurarme mi vejez", dijo.
Por su parte, el Titular del DV negó que se haya negado a recibir los documentos de esta familia y recordó que la reunión fue una "cordial" en la que escuchó los planteamientos y expuso los suyos.
"En ningún momento, nunca me he negado a recibir ningún documento porque esa es una información valiosa. Tengo un grupo de trabajo para atender las necesidades especiales e identificar una vivienda que atienda sus necesidades. Ella informó eso y estamos trabajando el caso", puntualizó Rivera Jiménez.
A la pregunta de qué harán ante la decisión de la familia de no mudarse, el funcionario respondió que "parte de mi gestión es llegar a un acuerdo con ellos".
Afirmó que los planes conllevan ampliar la estrecha calle Iglesias al doble del ancho, con conexión a la Mandry. Se mejorará la iluminación y un paseo peatonal desde la Ponce de León hasta los jardines del Museo como elemento recreativo.