Edición de: 11 de febrero de 2005 El Vocero Desplazada a sus 80 años por proyecto Santurce Por: Maricelis Rivera Santos Redactora – EL VOCERO (Octavo de una serie de artículos de interés humano sobre los desalojos en Santurce) foto Tania Dumas - © El Vocero | La casa de la calle Antonsanti, en Santurce Centro, en la que le dejó vivir gratuitamente la familia a la que le rindió tantas labores, sin condiciones y con el plazo indefinido de los años que le tome a Dios llevársela a su reino, ya no será su última morada. A sus 80 años, Carmen Betancourt Cruz, sola, sin los vecinos que le ayudan a sobrellevar la vida, tendrá que empezar a amoldarse a otro barrio donde el Departamento de Vivienda (DV) designe su nueva casa, no porque su actual residencia esté en malas condiciones, sino a consecuencia del proceso de desalojo que implantó la agencia en el marco del Proyecto de Revitalización de Santurce. | "Esto aquí a esperar qué pasa. No me agrada irme porque ya estoy acostumbrada aquí. Vamos a ver qué pasa", expresó la anciana sentada en un sillón antiguo en la sala de techos altos de su casa. Doña Carmen, quien guarda todavía la costumbre de arreglar muy bien su apariencia retocando su hermoso rostro de vieja con su lápiz labial, su blusa bien planchada y sus pantallas de perlas, muestra, sin embargo, unos ojos almendrados que denotan su tristeza. La mujer, de escasas palabras y lentos movimientos, mira a lo lejos mientras habla, pasando revista de su vida entre esas paredes en las que probablemente ha habitado desde que trabajó para la familia de la fenecida Rosa Isabel Alonso. Al lado de su inseparable amiga, la trabajadora social Milagros Soto, quien hasta hace poco fue su vecina, señaló que los hijos de la señora Alonso crecieron y se casaron y cuando murió la mujer, en deferencia a su dedicación, le dejaron vivir la casa. Soto explicó que en el DV le dijeron que le van a conseguir una casa, pero ella les recalcó que debía ser cerca del hospital donde la anciana frecuenta sus médicos y de paradas de guagua. Dijo que el DV tiene que conseguirle una propiedad porque actualmente Betancourt Cruz sólo recibe una pensión del Seguro Social de unos escasos $250 mensuales que no dan para pagar rentas. "Ellos dicen que te dan $5 mil (de compensación), pero es que con eso sólo vive seis meses, y después qué va a pasar con ella", expresó la trabajadora social. Agregó que le tienen que ayudar a conseguir un ama de llaves para que la atienda aunque sea unas horas, porque ella misma se tuvo que mudar lejos de allí y aunque la visita frecuentemente, precisa de ayuda. Soto, quien además ayudaba a otros de sus vecinos envejecientes, era una de las inquilinas que vivía en esa calle en una casa en buenas condiciones, amplia y con patio. Por motivo del proceso de desalojo se tuvo que mudar a un pequeño apartamento en el área de Sagrado Corazón en el que no le caben todas sus pertenencias y que, por supuesto, no cuenta con patio. En la casa de Antonsanti pagaba $400 y ahora paga $450, sin contar el agua y la luz. "Lo que te dicen es que te dan plan Ocho, pero lo que te consiguen son unas pocilgas. Te puedo dar palabra de que yo ayudé a mudar gente que vivía aquí y que ahora se están volviendo locos porque no pueden pagar la renta", aseveró. La mujer criticó duramente el Proyecto de Revitalización de Santurce porque "se hizo para que los pobres se tengan que ir y no puedan comprar porque las casas empiezan en $150 mil. Aquí se le ha perdido el respeto al dinero", sostuvo. Carlos Deliz, asesor del DV, explicó ayer que el caso de Betancourt Cruz se resolvió al conseguirle una vivienda por el programa de Sección Ocho. Mencionó que a la envejeciente se le pagó hace tiempo su realojo al condominio La Morada, en Hato Rey. Sin embargo, le faltaban tres documentos para completar el proceso. Dijo que ayer los empleados del DV le lograron diligenciar todos los requerimientos, de manera que esperan que en una semana se mude a su nueva vivienda con la ayuda del persona de esa dependencia. "Ella estaba muy emocionada con el condominio", aseguró el funcionario.  |