Expropiar con humanidad

10 de febrero de 2005

EDITORIAL - EL VOCERO

Si bien es cierto que el gobierno, en aras del desarrollo, tiene la potestad de proceder con la expropiación como mecanismo para dar paso a sus iniciativas, igual de cierto es que la implantación de ese procedimiento tiene que contar entre sus herramientas los mecanismos que humanicen el proceso.

Eso es tal vez lo que ha faltado en el proceso de expropiación que se lleva a cabo en la zona central de Santurce. Decenas de ancianos han sido desplazados de lo que ha sido su hogar durante décadas con la más pasmosa frialdad. El sólo pensar que una persona anciana, que ha tenido la dicha de todavía, y a pesar de su vejez, poder valerse por sí misma y vivir de manera independiente sin tener que contar con ayudas gubernamentales y recurrir a un hogar de ancianos, se vea de buenas a primeras en la necesidad de buscar otro hogar porque el suyo será demolido es como cortar de raíz un gran árbol.

En esa etapa de la vida es muy difícil tener que comenzar de nuevo. Esa situación es lógico que la pueda enfrentar una persona que goza de salud y juventud. Para un anciano que lleva años viviendo en el mismo sitio, principalmente por la comodidad de la zona en términos de movilidad, porque no tiene otro lugar a donde ir, o porque simplemente es éste su hogar, no es fácil de afrontar la situación provocada por los desalojos.

El gobierno ha cumplido con su parte de pagarle a las personas que se han visto en la necesidad de dejar sus hogares, pero no necesariamente ha cumplido con ofrecer la orientación que muchos de ellos necesitan, por varias razones, sobre la mejor forma de invertir ese dinero.

Una buena dosis de humanidad habría hecho la diferencia en los casos en los que se han visto afectados ancianos residentes en la zona, así como en los casos en que se han adoptado medidas de presión, como fue el iniciar la demolición de un edificio cuando todavía allí residía una madre con su hijo, mientras su esposo está destacado en la guerra.

El respeto a la dignidad humana es vital en este tipo de situaciones. De hecho, es parte fundamental en el rol que el Departamento de la Vivienda desempeña. Por ello su razón de ser es proveer la oportunidad de una vida digna en un hogar seguro a los ciudadanos, no importa su edad.