San Juan, Puerto Rico - 17 de enero de 2005. Por Dentro El Nuevo Día
Una luz en el barrio San Mateo "La oscuridad no puede expeler a la oscuridad, sólo la luz puede hacerlo." Nos habíamos quedado a oscuras, sumidos en el terror y desesperanza que implica la expropiación forzosa de la mitad de los residentes del barrio San Mateo, barrio aledaño al Museo de Arte de Puerto Rico. En agosto del 2004 se encendió una luz en el barrio San Mateo. Sin pedirle permiso a nadie un grupo de vecinos y artistas, armados del deseo de ser agentes de reflexión y cambio social, abrimos las puertas, en agosto del 2004, del Museo del Barrio, la casa de todos, en la calle Candelaria 346, barrio San Mateo de Cangrejos en Santurce. Seis meses después, aún estamos aquí a pesar de las reiteradas amenazas inminentes de demolición y total extinción ante el plan de expropiación forzosa que el gobierno le ha vendido al país como "la revitalización de Santurce". ¿Cómo hemos sobrevivido a pesar de que no contamos con apoyo alguno económico y nos enfrentamos a un operativo poderoso del Gobierno en contra de nuestra existencia? Pudieran ser varias las razones. Las más obvias serían el deseo de sobrevivir, el querer proteger la identidad de nuestro barrio y el estar comprometidos con la transformación de nuestro entorno, entre otras. Pero el verdadero motivo y razón de estar aquí, aún, y más comprometidos que nunca en promover la transformación social urgente en nuestro país, es que estamos utilizando como herramienta de cambio el arte. Y es a través del arte que podemos cuestionar las suposiciones más enraizadas en nuestra sociedad, como las fronteras entre lo individual y lo colectivo, los prejuicios, el pasado y el presente, el progreso, en fin todo nuestro sistema que dice ser desarrollado, pero que es capaz de cometer grandes y graves errores como el de la exterminación de un barrio que fue cuna de la ciudad. Este espacio, en su corta existencia, ha demostrado que para promover la libertad hay que permitir la libre expresión, que para hacer justicia hay que permitir la participación y el acceso sin discriminación o censura, que para cultivar el respeto y amor por lo nuestro hay que invitar al arte y la educación. Así, esta casa de todos ha llevado a su comunidad y a todos los que han llegado actividades que promueven el intercambio de ideas y de experiencias tales como conferencias, cortos documentales, reuniones comunitarias y exhibiciones de arte. El eje de su visión social es la creencia de que la expresión cultural y artística es un medio poderoso para crear cambios sociales profundos y duraderos. Esta sencilla propuesta de un espacio de arte y comunidad pone en entredicho y cuestiona también la existencia y las grandes exigencias económicas de las instituciones culturales del país. Muchas no le sirven al pueblo directamente y centran sus actividades en la presentación pasiva de una historia cultural desconectada de las realidades de la mayoría de los que habitamos este país. Las instituciones desligadas del pueblo y de sus artistas pierden su vitalidad. Y cuando le dan la espalda a la comunidad dejan de promover el arte y su entendimiento. Es precisamente de la vitalidad del intercambio e interacción más diversa que se nutre el Museo del Barrio. Proponemos un espacio para el diálogo, el aprendizaje, la protesta y la propuesta. El Museo del Barrio este año 2005 quiere ser protagonista en crear la dialéctica entre el arte y la comunidad, entre la identidad individual y el colectivo. Iniciamos nuestra agenda con el trabajo de Ramón Agosto (Lagarto), quien presentará el 9 de febrero la exhibición y documentación de historias del barrio, un museo dentro del Museo del Barrio que se convierte de un simulacro a una realidad y pretende intimidar al espectador/invasor de que se está perpetrando un crimen al desalojar a una institución cultural del barrio de su lugar para reemplazarlo con un vacío cultural. Además, estamos promoviendo el montaje de obras teatrales desde este espacio. La primera obra teatral, El otro y su sombra, estrenará este espacio el 29 de febrero. Su director, Antonio de Jesús Martell, quiere utilizar el entorno de este barrio casi fantasma para desarrollar los planteamientos de la pieza, una reflexión sobre los prejuicios, la imposición de criterios, violencia y el conocimiento y respeto por el prójimo. Otros que colaborarán en un futuro cercano con esta iniciativa de teatro/performance¹ desde el Museo del Barrio son las artistas Delvis Griselle Ortiz, Georgina Borri y Deborah Hunt. También atenderemos el aspecto educativo por medio de talleres cortos. El primero estará a cargo del artista Juan Osvaldo Budet, quien ofrecerá un taller el sábado 5 de febrero para adiestrar a jóvenes en técnicas para la creación de murales el cuál concluirá con la creación de un mural en la calle Antonsanti. También se ofrecerá un taller sobre técnicas para transferir imágenes xerográficas el sábado 5 de marzo. Ambos talleres tendrán una capacidad de 10 a 15 personas y se ofrecerán libre de costo. El arte es la lámpara, la luz somos nosotros, la gente de los barrios. Para más información se puede comunicar al (787) 233-7056 o asistir a las actividades y reuniones que se llevan a cabo todos los miércoles a las 7:00 de la noche en el Museo del Barrio, ubicado en la calle Candelaria 346, justo al lado del Museo de Arte de Puerto Rico.
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